Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quedó en  segundo lugar en las elecciones del pasado domingo, con un 33,55 % de  los votos, y disputará la segunda vuelta del próximo día 26 frente a  Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), que ganó con un 41,59 %.
 Silva, que fue candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) y  otras cinco formaciones, quedó tercera con un 21 % y los 22 millones de  votos que obtuvo son ahora el fiel de la balanza entre Rousseff y Neves.
 Aunque Silva informó hoy mediante una nota que la posición de esa  coalición será anunciada el próximo jueves, el Partido Popular  Socialista (PPS) se adelantó y fue el primero en proclamar su apoyo a  Neves.
 Lo hizo después de una reunión de su dirección nacional, tras la cual  su presidente, el diputado Roberto Freire, dejó claro que la decisión  es definitiva y no depende de la posición que adopten los otros partidos  que apoyaron a Silva.
 "El PPS tiene autonomía para definir qué debe hacer".
 Neves, quien en sus discursos coquetea con Silva desde que se  conocieron los resultados del domingo, afirmó hoy tras un encuentro con  sindicalistas que tiene muchas más coincidencias que diferencias con la  excandidata.
 Citó su preocupación por un desarrollo sustentado de la Amazonía, la  propuesta común de implantar la educación de tiempo completo y hasta  coincidió con poner fin a la reelección presidencial, que fue una de las  banderas que enarboló Silva en su campaña.
 "No muero de amores por la reelección", declaró Neves, quien, sin  embargo, aclaró que una reforma de esa naturaleza no sería potestad del  presidente, sino del Congreso, y que por eso mismo requeriría de un  amplio "acuerdo nacional".
 Rousseff, por su parte, se reunió hoy en Brasilia con cinco  candidatos de los partidos de su coalición que fueron elegidos  gobernadores en la primera vuelta de las elecciones regionales del  domingo y los instó a "no aflojar" y mantenerse en apoyo a su campaña.
 La presidenta reiteró que "todo apoyo" que reciba su candidatura será  "bienvenido", pero declaró que "nadie es dueño del voto de los  brasileños", con lo que intentó minimizar el impacto que pueda tener en  los electores la decisión de los partidos que apoyaron a Silva.
 "Es un hombre, un voto. Una mujer, un voto. Eso es un principio  democrático", declaró Rousseff tras la reunión con los gobernadores  electos.
 Silva, quien no es vista en público desde la noche del domingo,  emitió una nota en la que reiteró que las elecciones "reflejaron una  posición de insatisfacción con las condiciones existentes en Brasil y  expresaron un sentimiento de cambio".
 La excandidata indicó que los partidos que la apoyaron han iniciado  consultas a fin de definir su posición para la segunda vuelta y dio a  entender que ese proceso no culminará hasta el próximo jueves, pese a la  decisión anunciada por el PPS.
 El PSB, que encabezó la coalición de Silva, anunció por su parte que  mañana su dirección nacional "decidirá" la postura del partido en una  reunión en la que no confirmó si estará la excandidata.
 Aunque el PSB no dio pistas sobre su decisión, dirigentes del partido  opinaron sobre el asunto, como la excoordinadora de la campaña de  Silva, Luiza Erundina, quien abogó por la "neutralidad" y permitir a la  militancia que decida su voto.
 "Hay grupos que quieren a Aécio y otros que han dicho que quieren  apoyar a Dilma. 
Lo mejor es liberar a las personas para que tomen sus  propias decisiones", declaró Erundina, quien alertó de que adoptar una  posición podría "dividir al partido".
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 Según la dirigente del PSB, si la campaña de Silva defendía que era  necesario acabar con la polarización entre el PSDB y el PT, "hay que ser  mínimamente coherentes" y declarar "neutralidad absoluta" en esta  segunda vuelta.
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