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miércoles, 3 de julio de 2013

El príncipe Felipe debe demostrar que estará a la altura del trono belga


El príncipe Felipe, que se convertirá en el séptimo rey de los belgas el próximo 21 de julio tras la abdicación de su padre, Alberto II, aún debe demostrar, a sus 53 años, que estará a la altura del cargo, en un país en donde el soberano ya no es el vínculo inoxidable entre flamencos y valones.
"Tras 20 años en el trono, el momento ha llegado para pasar el testigo a la generación siguiente", dijo este miércoles el Rey, al anunciar su decisión de abdicar, por cadena de radio y televisión nacional.
El príncipe Felipe, duque de Brabante, de 53 años, heredero del trono y casado con la princesa Matilde, "está bien preparado para sucederme", aseguró el Rey.
Nacido en Bruselas el 15 de abril 1960, el príncipe Felipe -hijo mayor de Alberto II y de la reina Paola- es el primero en la línea de sucesión al trono. En 1999, el príncipe Felipe se unió en matrimonio con una aristócrata belga, Matilde d'Udekem d'Acoz, 13 años menor que él, dando un toque de 'glamour' a esta monarquía tildada a menudo de aburrida.
Felipe y Matilde tuvieron cuatro hijos: la primogénita es la princesa Isabel, nacida en 2011, y que un día podría convertirse en la primera reina de los belgas. En los años 1960 y 1970, la relación entre el rey Alberto II, en ese entonces príncipe heredero, y de su esposa de origen italiano, Paola, atravesó una etapa difícil y la pareja descuidó la educación de sus tres hijos, que pasaron gran parte del tiempo alojados en casa de amigos.
El joven príncipe era un niño tímido, un rasgo que ha conservado con el tiempo. Realizó estudios más bien mediocres en un establecimiento de jesuitas en Bruselas y después en un instituto católico en Flandes.
Luego siguió una formación militar, en la que obtuvo su licencia de piloto de caza, de paracaidista y de comando, antes de ingresar a la Universidad de Oxford (Inglaterra) y de Standford (Estados Unidos).
En 1993, cuando el rey Balduino, hermano mayor de Alberto II, murió inesperadamente a los 62 años y sin hijos, algunos pensaron que Felipe, que entonces tenía 33 años, sería su sucesor. Sin embargo, la clase política estimó que Felipe "no estaba listo" para acceder al trono.

Durante los siguientes 20 años, el príncipe siguió con su preparación, adquirió confianza en si mismo y presidió decenas de misiones económicas en todo el mundo.

Muy pronto el príncipe deberá demostrar que está a la altura del trono, sobre todo con ocasión de las elecciones legislativas de mayo de 2014. El partido flamenco N-VA de Bart De Wever, que encabeza los sondeos, amenaza con bloquear la formación de un Gobierno si sus exigencias no son aceptadas. La formación independentista exige que la monarquía sea apartada de cualquier papel político y se limite a un papel protocolar.
Su padre, el Rey Alberto II, será recordado también por su papel clave de mediador entre 2010 y 2011, en los que el país estuvo 541 días sin Gobierno, debido a las disputas entre los valones francófonos, al sur del país, y los nacionalistas flamencos, en el norte.

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