México, D.F., a 25 de febrero de 2013
Ciudadanos Presidentes de las Mesas Directivas de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores.
Muy respetados señores Presidentes de los distintos partidos políticos que hoy aquí concurren: del Partido Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, así como la presencia de la dirigencia del Partido Verde.
Quiero saludar, con respeto, a los integrantes del Consejo Rector del Pacto por México. Este gran acuerdo que se ha dado entre las principales fuerzas políticas del país, en el propósito ya claramente aquí señalado, de converger en un esfuerzo compartido, junto con el Gobierno de la República, para impulsar transformación y desarrollo de nuestro país.
Señores Coordinadores Parlamentarios del Senado de la República y de la Cámara de Diputados.
Señor Gobernador, Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores.
Respetadas autoridades educativas del país.
Señor Rector de la Máxima Casa de Estudios.
Señora Directora del Instituto Politécnico Nacional.
Señores Secretarios de Educación de todo el país.
Muy respetados señores integrantes del Gabinete Legal y Ampliado del Gobierno de la República.
Señoras y señores:
Hoy, con la Promulgación de la Reforma Constitucional en Materia Educativa, se da un paso decisivo para hacer realidad el derecho humano a la educación de calidad de los mexicanos.
Con ello, avanzamos en la construcción de un marco legal moderno y eficaz, y fortalecemos la rectoría del Estado mexicano en la educación, esencial para superar los retos de este sector estratégico para el desarrollo nacional.
Sin duda, éste es un cambio de fondo, que marcará para bien el rumbo de México en las siguientes décadas. Así, inicia una transformación educativa largamente esperada por la sociedad mexicana. De manera especial, por alumnos, padres de familia y maestros de todo el país.
Celebro que la primera Reforma Constitucional que promulgo como Presidente de la República, tenga como objetivo mejorar la enseñanza que reciben nuestros niños y jóvenes.
En la era global, altamente competitiva y exigente, la formación de excelencia es la puerta de entrada hacia una sociedad exitosa y plenamente desarrollada. Además, es un instrumento indispensable para que los mexicanos podamos cumplir los ideales de paz, libertad y justicia social que anhelamos y que todo México merece.
Si queremos caminar en sintonía con el mundo, no hay tiempo que perder. Precisamente por ello, una de las cinco metas prioritarias que el Gobierno de la República se ha trazado es lograr un México con educación de calidad para todos.
Una Reforma Educativa de fondo, como la que hoy se promulga, sólo podría prosperar con el apoyo del Poder Legislativo, las entidades federativas, los partidos políticos y, de manera especial, el de la sociedad mexicana.
Hoy, podemos decir, con orgullo, que esta reforma es fruto del compromiso y la determinación de todos, que nadie puede reivindicar para sí solo, el logro y alcance de esta reforma tan trascendental. Es un acuerdo conjunto, compartido y, que sin duda, habrá de depararle al país mejores condiciones para la educación de los mexicanos.
En especial, reconozco el trabajo corresponsable de las fuerzas políticas que suscribieron el Pacto por México. Con su respaldo y colaboración fue posible presentar al Constituyente Permanente, una iniciativa consensuada de Reforma Educativa.
Como toda reforma constitucional, el proceso exigió su aprobación por el Congreso de la Unión y por la mayoría de los Congresos Locales.
En otras circunstancias, este procedimiento habría sido largo y complejo. Pero esta vez, gracias al ánimo constructivo que ha generado el Pacto por México, el proceso se completó en sólo dos meses.
Reitero mi reconocimiento público a los Legisladores Federales y estatales, por el sentido de responsabilidad y urgencia con el que actuaron. El gran propósito de la Reforma que hoy he promulgado es convertir a la educación en la fuerza transformadora del país.
Para ello, esta reforma, como aquí ya se ha explicado con toda amplitud, tiene tres grandes ejes de acción:
Primero. Lograr que nuestros alumnos sean educados por los mejores maestros. Nuestros niños y jóvenes merecen profesores capacitados, responsables y cumplidos. Y con ese fin, se habrá de crear el Servicio Profesional Docente.
La reforma contiene reglas claras, para que el mérito profesional sea la única forma de ingresar, permanecer y ascender como maestro, director o supervisor.
Éste es un cambio de fondo para quienes forman parte del servicio educativo. Su trayectoria no estará sujeta a criterios discrecionales, lo que le dará certidumbre y garantía.
Desde el Palacio Nacional, envío mi más sincero agradecimiento y reconocimiento a todos los maestros de México, por haber abrazado la elevada misión de formar a nuestros niños y jóvenes. En cada salón de clases, ustedes contribuyen a la edificación de un mejor país. Y por eso, el alcance de esta Reforma Educativa que hoy he promulgado.
Segundo eje. Hacer de la evaluación un mecanismo eficiente para mejorar la calidad de la enseñanza. Para ello, la reforma eleva a rango Constitucional al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, y le otorga plena autonomía.
Además, ordena la creación de un Sistema Nacional de Evaluación Educativa, que tomará en cuenta las condiciones y desafíos que enfrentan los maestros en su realidad cotidiana.
Esto es fundamental para contar con una evaluación objetiva, justa y técnicamente elaborada en los niveles preescolar, primaria, secundaria y educación media superior.
La evaluación no pretende exhibir a nadie. Lo que se busca es conocer las fortalezas y debilidades del Sistema Educativo Nacional para elevar el desempeño de los maestros y revalorar la profesión docente.
Para apoyar este esfuerzo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, realizará este año un censo de escuelas, maestros y alumnos, a fin de tener una sólida plataforma de datos para la planeación educativa.
Y tercero. Mejorar las condiciones para la formación integral de todos los alumnos del país. Con este fin, la reforma fortalece la autonomía de gestión de las escuelas.
Ahora, la propia comunidad educativa, directivos, maestros, alumnos, padres de familia, podrán tomar decisiones conjuntas para mejorar la educación, a partir de las necesidades específicas que tenga cada plantel educativo.
Trabajando juntos, podrán definir acciones para reparar o ampliar la escuela, promover la calidad de la enseñanza, fomentar actividades culturales y cuidar la alimentación de los alumnos, entre otras decisiones.
De esta manera, la formación de las nuevas generaciones se convierte, verdaderamente, en una responsabilidad de todos. En pocas palabras, es una responsabilidad compartida.
Además de estos avances, la reforma prevé aumentar sustantivamente el número de escuelas de tiempo completo para brindar más oportunidades educativas, culturales y de equilibrado desarrollo integral para todos los estudiantes del país.
En suma, con esta reforma constitucional, el Estado mexicano asume plenamente la acción rectora y reguladora que le corresponde en esta materia, para que de esta manera podamos acelerar la transformación educativa que el país demanda y necesita.
Además, se reafirma el carácter público, laico y gratuito de la educación que imparte el Estado mexicano. Esta reforma es el primer paso para avanzar hacia una educación incluyente y de calidad, a la altura de nuestros tiempos.
Desde luego, su instrumentación nos impone tareas inmediatas a los poderes públicos. Para el Congreso, lo que sigue, aquí ya se dijo, es adecuar la legislación secundaria, particularmente, la Ley General de Educación y expedir la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
Para el Ejecutivo Federal a mi cargo, se establecen diversas obligaciones, y en este contexto está el enviar al Senado de la República la propuesta de ternas para que sean designados los integrantes de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
Para las siguientes etapas de la reforma, confío que seguiremos cumpliendo nuestros mandatos constitucionales en un clima de diálogo y entendimiento. Y, sobre todo, en el gran ánimo y compromiso que tenemos todas y todos quienes tenemos y ostentamos un cargo de responsabilidad pública de servir a todos los mexicanos.
Señoras y señores:
La Reforma Educativa es un buen ejemplo de que los actores políticos sabemos dialogar y llegar a acuerdos en temas tan importantes y esenciales, como el que hoy nos convoca, que es el de la educación para todos los mexicanos.
La pluralidad y las legítimas diferencias ideológicas, no han sido obstáculo para privilegiar nuestras coincidencias e impulsar los cambios que exigen los mexicanos.
Reafirmo mi decisión de ser un factor de encuentro y de unidad, de diálogo propositivo y constructivo para seguir avanzando en la transformación de México.
El interés superior de la República nos obliga a continuar construyendo los acuerdos básicos que nos permitan convertir a nuestra Nación, en una sociedad de derechos.
Si logramos que todos los mexicanos gocen de los derechos consagrados en nuestra Constitución, como la educación de calidad, México entrará en la ruta de los países exitosos y desarrollados en este Siglo XXI.
Hoy, se da un paso importante en esa dirección. Concretar la transformación educativa en la vida diaria de nuestros planteles y aulas y, para ello, habrá de requerirse la participación conjunta de la sociedad entera, de padres de familia y muy señaladamente, del gran compromiso que invariablemente han tenido maestras y maestros de todo el país.
Gracias a todos ustedes por hacer posible que avancemos en esta ruta para la transformación y desarrollo de nuestro país.
Estoy convencido que el ánimo y el espíritu que, realmente está inmerso en el Pacto por México, hará posible otras importantes reformas de carácter estructural, que pongan a México en el camino de crecimiento y de mayor desarrollo.
Muchas felicidades, señores.
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