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jueves, 6 de junio de 2013

Destino.... Estados Unidos

México ocupa el tercer lugar en Latinoamérica en el tráfico, explotación sexual y trata de personas

El barrio de La Merced es el lugar donde existe una mayor explotación sexual de mujeres y niñas de toda América Latina
Es importante la actuación de la academia, organizaciones civiles e instituciones públicas para avanzar en la erradicación de estos delitos
    
México ocupa el tercer lugar en Latinoamérica, en el tráfico, explotación sexual y trata de personas, particularmente de mujeres, niñas y niños. El destino principal son los Estados Unidos.
Así lo señaló la maestra Alicia Mesa Bribiesca, directora Ejecutiva del Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos, organización no gubernamental que estudia el fenómeno de trata en la Ciudad de México, durante la Conferencia El problema de la trata de las personas en México, realizada en la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Tras señalar que la trata sucede en zonas urbanas y rurales del territorio nacional, la especialista dijo que el barrio de La Merced, en la Ciudad de México, es el lugar donde existe una mayor explotación sexual de mujeres y niñas de toda América Latina. Ahí se encuentran coludidos los policías y muchas instituciones gubernamentales que son cómplices por omisión.
La causa principal de la trata es estructural y se debe a un sistema político, económico y social que produce mayor desigualdad y exclusión de los derechos económicos, sociales y culturales, puntualizó.
A esto se suma, dijo, un sistema patriarcal y adultocráctico que toma decisiones y observa como cosas y mercancías a las mujeres, niñas y niños; además, las promueve en el mercado para su explotación sexual o laboral.
Veracruz, Tlaxcala y Chiapas son algunos de los estados donde las redes de tratantes de mujeres, adolescentes y niñas, actúan para el enganche y posterior reclutamiento.
Aunado a esto, precisó Mesa Bribiesca, en México no existe una política adecuada de detección, prevención, atención, sanción y reparación de los derechos humanos de infantes que son utilizados para el turismo sexual. Las sentencias se dirigen más a los padrotes (o proxenetas) que a la industria del comercio sexual donde se incluyen hoteles, bares y acompañantes, entre otros.
La prevención de la trata, si bien se ha tomado como la difusión del delito, también debe ser estructural, pero no existe una política de prevención profunda que permita el acceso a los derechos económicos, sociales y culturales; se debe tener un marco normativo adecuado y homologado con los tratados internacionales donde se persiga y sancione el delito incluyendo la reparación.
“Mientras se siga lanzando a situaciones de sobrevivencia a las comunidades indígenas, rurales y urbanas, la trata seguirá siendo un caldo de cultivo para que los enganchadores de mujeres y niñas actúen de una manera más fácil”.
Cada vez se normaliza más –en las mentes y en la cultura de todos– la explotación de la prostitución. El Estado deberá establecer políticas de detección, prevención, atención integral y sanción, porque hay casos de hombres que han tenido a mujeres amenazadas, secuestradas y explotadas sexualmente durante 20 y 30 años y la sentencia puede ser de 5 a 15 años, sin incluir la reparación del daño.
“Por ello es importante la actuación de la academia, organizaciones civiles e instituciones públicas para avanzar en la erradicación de estos delitos”, concluyó.

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