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lunes, 5 de octubre de 2020

El Día de los muertos

En este mundo matraca, nadie de morir se escapa… La muerte está tan segura de alcanzarnos, que nos da toda una vida de ventaja … Como te ves me vi, como me ves te verás… Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra…



México / ciberpasquinero

En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. 
De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.
El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.

En este mundo matraca, nadie de morir se escapa… La muerte está tan segura de alcanzarnos, que nos da toda una vida de ventaja … Como te ves me vi, como me ves te verás… Al vivo todo le falta y al muerto todo le sobra…

Los dichos sobre la muerte son muchos en México, también lo son los poemas, desde Nezahualcóyotl hasta Jaime Sabines.

La convivencia con la muerte es parte del imaginario colectivo mexicano. La celebración del Día de los Muertos es una tradición indígena muy arraigada en el país.

En México, el 1 y 2 de noviembre los muertos vuelven a visitar a sus familias y amigos y conviven para ser agasajados en un ágape que incluye sus comidas y bebidas favoritas, además hay tabaco para los fumadores. Muchos altares tienen papel picado de colores, copal y velas, calaveras de azúcar y objetos apreciados por el o los difuntos a los que se dedica el banquete. También puede presidir la ofrenda la foto o fotos de los finados.

En algunas comunidades indígenas, la celebración transcurre en los cementerios, se adornan o redecoran las tumbas, se hacen altares y ofrendas sobre las lápidas o, incluso, se limpian los huesos de las personas ahí enterradas.


El 1 de noviembre, jornada para recordar a los muertos chiquitos, los juguetes son comunes en los altares.

Actualmente, las ofrendas son tan variadas como la imaginación, combinan tradición, arte y creatividad, pero en ninguna de ellas puede faltar el cempasúchil, la flor de los muertos.

Las festividades del 1 y 2 de noviembre han ganado fama internacional y parecerían ser cada día más grandes y coloridas.

Tal es la riqueza de esta manifestación de la cultura mexicana, que la UNESCO la inscribió en su Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2008, definiéndola como una expresión tradicional integradora, representativa y comunitaria

En esta celebración de Día de Muertos, la muerte no representa una ausencia sino a una presencia viva; la muerte es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido. 
En este sentido se trata de una celebración que conlleva una gran trascendencia popular ya que comprende diversos significados, desde filosóficos hasta materiales

La tradición de honrar y mostrar respeto a los muertos se ha mantenido a lo largo de los siglos, pasando de generación en generación en las comunidades indígenas. Se trata, no obstante, de una celebración católica que llegó con la Colonia y se fue sincretizando con la cultura de los pueblos originarios.


La doctora en Estudios Mesoamericanos, historiadora y profesora del Colegio de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México, Noemí Cruz Cortés, explica que es una fiesta eminentemente mestiza.

"La celebración del Día de Muertos es una costumbre mexicana, pero que no tiene orígenes prehispánicos como la mayoría de las personas puede pensar, ni tampoco tiene orígenes indígenas. Se trata de una celebración producto de influencia sobre todo española, que con el paso del tiempo se convirtió en una costumbre mexicana."

Según la especialista, tal como se celebra en la actualidad, el Día de Muertos es una construcción histórica que fue ocurriendo con el paso del tiempo y que hoy por hoy tiene una reinterpretación moderna.


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