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lunes, 3 de junio de 2013

El Papa condena a los corruptos, que "hacen tanto daño a la Iglesia"

El papa Francisco condenó a los corruptos, en particular a aquellos cristianos que "adoran a un Dios especial: a ellos mismos", y "hacen tanto daño a la Iglesia", aseguró durante la misa que celebró en la capilla de la residencia Santa Marta en el Vaticano, donde se aloja desde que fue elegido pontífice.
Los corruptos son "un peligro, ya que son adoradores de sí mismos, sólo piensan en ellos y consideran que no necesitan a Dios", agregó.
El pontífice se refirió a los pecadores, los corruptos y a los santos, entre los cuales citó al papa Juan XXIII, de cuyo fallecimiento se cumplen este lunes 50 años y a quien considera "un modelo de santidad".
Para Francisco, los corruptos "son pecadores como todos nosotros, pero han dado un paso más, al consolidarse en el pecado", dijo, informó Radio Vaticano.
"Pecadores sí, corruptos no", aseguró el Papa, quien reprobó a los corruptos por "hacer mucho daño a la Iglesia, mientras los santos no".
El papa Francisco invitó el lunes a los católicos a inspirarse en Juan XXIII (1958-1963), el "Papa bueno", al que elogió como "constructor de paz", dijo al rendirle homenaje en la Basílica de San Pedro. "Fue bello tener un Papa bueno, que era también un líder", aseguró improvisando Francisco al término de la misa.
"Cincuenta años después de su muerte, su guía sabia y paterna, su amor por la tradición de la Iglesia, la consciencia de que era necesario actualizar la entidad, la intuición profética de convocar el 'Concilio Vaticano II' ofreciendo hasta su propia vida para lograrlo, resultan un punto de referencia para la historia del siglo XX de la Iglesia y constituyen un faro luminoso para el camino que nos espera", aseguró Francisco.
Tan sólo tres meses después de su elección, Juan XXIII convocó el 'XXI Concilio Ecuménico', llamado después 'Concilio Vaticano II', que modernizó la Iglesia, nombró cardenales de otras razas y escribió ocho encíclicas, entre ellas 'Pacem in terris' ('Paz en la tierra'), uno de los documentos más importantes para la Iglesia moderna.
'El Papa bueno', que desde el inicio de su papado quedó claro que iba a ser un innovador, visitó parroquias, dio muestras de su humanidad al visitar hospitales infantiles y cárceles y con su talento diplomático consiguió restablecer el desequilibrio en que había quedado sumida la Iglesia tras la Segunda Guerra Mundial por su controvertida relación con el nazismo.
"Era padre y pastor, un hombre de paz y pacífico", agregó Francisco, quien se recogió a orar ante su tumba dentro de la basílica.

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