Krasnoyarsk
El puente sobre el Yeniséi es uno de los lugares que no se puede perder en la ciudad, junto con la central hidroeléctrica y la reserva natural "Stolbi" |
Lo único que obliga al viajero a prestar una atención constante es la conducción agresiva de los conductores. El desprecio por las normas de tráfico o la simple falta de educación con respecto a otros conductores es un problema con el que ya nos habíamos encontrado en Irkutsk.
Teníamos previsto estar menos de un día en Krasnoyarsk, la ciudad bañada por el Yeniséi que se encuentra en la confluencia de la llanura siberiana occidental, de la meseta media siberiana y de los montes Sayanes. Recientemente, en abril de este año, la ciudad ha alcanzado el millón de habitantes. Y es verdad que, paseando por sus calles, uno se encuentra una gran cantidad de jóvenes y niños. No parece haber problemas demográficos aquí.
Cruzamos el caudaloso Yeniséi por el famoso puente que todos conocemos por aparecer en los billetes de diez rublos y así dejamos atrás Siberia Oriental para internarnos en Siberia Occidental.
El futuro de Krasnoyarsk |
Frente a nosotros queda el complejo de ocio de Bobroby Log (el valle de los Castores). En invierno aquí hay abiertas 16 pistas de esquí. Pero en verano también está asegurada la diversión: hay dos telesillas, vías para bicicletas de montaña, la pista para trineos más grande de toda Asia y unas vistas impresionantes a la ciudad y la famosa reserva natural "Stolbi" (Pilares) de los Sayanes orientales.
El telesilla número 1 sube a los turistas hasta un mirador situado a 517 metros sobre el nivel del mar. Como dicen los habitantes de Krasnoyarsk, los "Stolbi" son los pulmones y el alma de la ciudad. Los turoperadores locales ofrecen todo tipo de excursiones para los amantes del turismo activo: solo a pie o en excursiones combinadas en automóvil y a pie. Los alpinistas que acostumbran a practicar este deporte en el parque natural, están siempre dispuestos a mostrar a sus maestros y discípulos: el Abuelo, la Pluma, el Takmak, el Elefante, el Antebrazo, la Puertas de los Leones, la Capilla, la Señorona, etc. Con una superficie de casi 1.500 hectáreas, la zona de la reserva natural ofrece muchas posibilidades para los caminantes. Nosotros hicimos la promesa de volver allí, volver a pasear entre los pinos relictos y guardar como recuerdo aunque sea una pequeña piedra de los "Stolbi".
Lo llevo todo conmigo |
Krasnoyarsk es una ciudad tremendamente viva. Hay muchos edificios en construcción, muchos cafés, edificios universitarios y, como en seguida observaron nuestros compañeros masculinos, muchas chicas guapas. Cosas todas que deben mucho a la excelente situación geográfica de la ciudad.
En resumen, la ciudad nos gustó. Nos gustó como en su momento le había gustado a Antón Chejov, que escribió: "Cuando llegas a Krasnoyarsk te da la impresión de que llegas a otro mundo. Sales del bosque hacia una llanura que recuerda mucho a nuestras estepas del Don, con la diferencia de que aquí es posible ver grandiosas crestas de montañas. (...) Krasnoyarsk es una ciudad hermosa, habitada por gente educada; comparada con ella, Tomsk produce una impresión de ciudad pretenciosa y de mal gusto. Las calles están limpias, empedradas, las casas son de piedra, las iglesias elegantes… No tendría ningún problema en quedarme a vivir en Krasnoyarsk. No acabo de entender por qué es uno de los sitios favoritos para enviar gente al destierro".
A nuestros colegas chinos les resulta muy curioso que llamen a unos montes la "muralla china" |
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